Operación según el tipo de nariz

Existen diferentes tipos de operación de nariz o rinoplastia. Todas ellas persiguen la naturalidad del acabado, razón por la que es necesario que antes se realice un estudio pormenorizado del caso. Una práctica que solo realizan las clínicas de cirugía estética de calidad.

Rinoplastia según la forma de la nariz

Para definir cuál es nuestra nariz ideal, se realiza un estudio preliminar de nuestro rostro. Un trabajo personalizado en el que se tiene en cuenta la armonía facial. Para ello, se un programa avanzado de simulación en el que, tras introducir parámetros de la anatomía, el grosor de la piel y las demandas del cliente, se nos ofrece una recreación del resultado que obtendríamos tras realizar las modificaciones seleccionadas.

Aunque el estudio es personalizado podríamos decir que existe un tipo de rinoplastia para cada forma de nariz. Las más frecuentes son:

Narices grandes. En estos casos, los pacientes suelen demandar rinoplastias de reducción. Su principal objetivo es equilibrar el tamaño de la nariz con el resto de los elementos del rostro. La operación suele modificar las fosas nasales cuando éstas muy anchas, puntas de nariz demasiado prominentes o gruesas, y puentes gibados.

Narices sin proporción. Para estas ocasiones se realizan rinoplastias de aumento. En ella se pretende alcanzar una mejor definición de la nariz en su conjunto o en alguna de sus partes. Suele afectar al cartílago y a veces conlleva injertos, de ahí que sea necesario un estudio específico de la zona que incluya, además, datos sobre el tipo y el grosor de la piel.

En cualquier caso, esta clasificación es muy general y se complica en diferentes subdivisiones en la que se tienen en cuenta aspectos cualitativos y cuantitativos. Los más frecuentes son: las variaciones de longitud, de anchura, de ambas a la vez, de la forma de la nariz y o de la posición de la misma.

Rinoplastia estructural

Independientemente de la forma de nuestra nariz o de la cantidad de elementos que queramos retocar de ella, es importante que seleccionemos siempre a los mejores profesionales.

Personal sanitario que emplee la técnicas más avanzada de rinoplastia (en este caso la rinoplastia “estructural”), un trabajo con el que se tratan, al mismo tiempo, problemas de respiración y estéticos en una misma cirugía.

Y es que son muchas las ventajas de este sistema, pues no se trata sólo de “quitar” elementos, sino de “añadir” donde sea necesario para aportar solidez y construir un nuevo soporte a la nueva nariz. Un objetivo que se consigue mediante injertos y suturas estratégicamente colocados, lo que impide resultados de narices poco naturales. Un hecho que sí ocurre cuando nos sometemos a operaciones en las que el cirujano se limita a retirar cartílago y hueso, tanto de la punta como del dorso de la nariz. Una opción que ofrece resultados poco naturales, con una nariz empequeñecida, que solía empeorar con el paso del tiempo, dejando la punta muy afilada (“pinch”) o retraída hacia arriba y el puente nasal en forma de tobogán.

Fuente: gustavosordo.com

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